lunes, 25 de junio de 2012

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lunes, 20 de junio de 2011

El Cubiculo del despacho/Oficina de tu trabajo te tiene Loco?



El cubiculo de la Oficina te tiene loco? Por Dr. Shan-tung Hsu, PhD

Herman Miller inventó el cubículo en 1956, con la idea de crear una mayor privacidad y ayudar a reducir la distracción y aumentar la concentración. Desde entonces, la cabina se ha convertido en una característica estándar de la oficina de diseño moderno en el lugar de trabajo americano. Oficinas diseñada utilizando esta unidad modular, a menudo llamado laberintos de ratón o granjas cubo, se han convertido en el símbolo de condicionamiento humano, y de la reducción de la individualidad a la uniformidad y la suavidad.

Una cosa que sabemos es que la mayoría de la gente no quiere trabajar en un "mundo de cubo". Un comentario común de los que trabajan en cubículos es que se ven con frecuencia el controlando la hora en sus relojes de pulsera, ansiosos de poner fin a su jornada laboral para que puedan salir de espacio-cubículo. Después de todo, un diseño de cabina es similar a una celda de la prisión. Mirando a una pared divisoria tan cerca de su campo de visión, todo el largo día de trabajo, sustituye a los sentimientos de la apertura y la comodidad con la sensación de estar atrapado. Este sentimiento, y el impacto resultante en la creatividad, puede conducir a la ansiedad y la agitación, e incluso te hacen sentir que es posible que volverse loco. ¿El estrés laboral y la baja productividad de la América corporativa prodrán ser debidos a este ambiente de trabajo? ¿Será esta una de las razones por la cual los estadounidenses parecen estar en la necesidad de trabajar más horas en la oficina para terminar su trabajo?

Las corporaciones, a veces tratan de ahorrar dinero a través de la resistencia al cambio en vez de dar a sus empleados beneficios. La ironía es que esos cambios a largo plazo benefician realmente a la corporación, ya que pueden aumentar la productividad de los empleados, reducir los niveles de estrés, y aumentar la moral en general. Pero con bastante frecuencia, incluso si una empresa quiere alejarse de la zona de trabajo-cubículo, es difícil para la mayoría de los diseñadores saber qué cambiar.

Ha habido pocos intentos de liberar a los trabajadores de estas células de constricción desde que el cubículo fue inventado. La mayoría de los cambios han sido actualizaciones superficiales que cumplan con los avances tecnológicos y estéticos. Hace más de una década, Knoll asumió el reto de reinventar esta unidad modulares de oficina, y contrató a una firma de arquitectos conocidos para asumir la tarea. Sin embargo, después de dos años y millones de dólares gastados en investigación, desarrollo e ingeniería, que sólo lograrón crear un diseño más caro que hizo poco para resolver la cuestión fundamental.

La razón fundamental de este estancamiento es que los diseñadores industriales no han sido capaces de identificar el verdadero problema detrás del problema del cubículo. Cuando no me siento bien en la caja, no se puede discutir con el sentimiento. Aunque la causa no pueda ser clara, el propio sentimiento es real y válido.

Naturalmente, cuando los arquitectos, diseñadores de interiores hacene cualquier intento de "mejorar" el diseño, tienden a comprender y enfocar el problema desde un punto de vista puramente físico. Como he comentado a menudo, el punto ciego para los diseñadores a lo largo de la historia ha sido que sólo se ve un edificio o un objeto como un cuerpo físico, pero no como un cuerpo de energía - ni como un portador de información. Hay mucho que aprender de la sabiduría de la escuela tradicional de la forma del feng shui, escuela en la que todos los objetos y manifestaciones se ven en los tres niveles: como un cuerpo físico, un cuerpo de energía, y como un portador de información. Diseñar teniendo esto en cuenta, naturalmente, crear diseños funcionales, económicos y hermosos.

Dios creó el cuerpo humano con una espina fuerte en la parte posterior para sostener el cuerpo entero, y con aberturas en el frente, como los ojos, nariz, boca y oídos. Por lo tanto, a vivir en resonancia con nuestro cuerpo físico, nuestro entorno de vida deben seguir el mismo patrón. En nuestra vida cotidiana, siempre nos sentimos mejor cuando nos posicionamos con algún tipo de protección a la espalda nuestra con un buen espacio abierto frente a nosotros.

A lo largo de la historia del mundo, la gente ha seguido sus instintos y construyeron sus casas con la fachada posterior contra la montaña, colina o más objetos de protección y las puertas de entrada hacia los cuerpos de agua tales como ríos, lagos, océanos o frente a un campo agradable o abierto a el espacio. Así es como debemos construir nuestros espacios de trabajo. El defecto innato de la oficina de cubículos es que se viola este principio del feng shui de diseño que se basa en las leyes naturales.

En la terminología del feng shui de la Escuela de la Forma, tenemos que tener agua (para la expansión) en el frente y Montaña (de apoyo) en la parte posterior. ¿Por qué es más ideal? En un lenguaje sencillo, cuando estamos protegidos por la espalda, (por ejemplo, con un muro de cerca detrás de nosotros), nos sentimos más seguros, y cuando nos sentimos más seguros, estamos más relajados. Cuando nuestros cuerpos y mentes están más relajados, la energía en nuestro cuerpo fluye mejor, y contribuye a un espíritu superior, más feliz es el sentimiento y mayor productividad en nuestro trabajo. Por otra parte, tener un buen espacio abierto frente a nosotros permite una extensión de la vista y la visión. Esto no sólo ayuda a liberar nuestro estrés, sino que también libera y expande nuestros pensamientos, la mejora de la creatividad. (Esto es por qué la gente hoy en día necesitan tener más ventanas a medida que la vida se vuelve más estresante.)

En el diseño de cubiculo este principio se convierte y se entiende totalmente al revés. El equipo de trabajo se coloca sobre el mostrador o tabla de trabajo contra la pared de separación (de cara a una montaña), los compañeros de trabajo pasan o se asercan por detrás, por lo que uno se siente mas vulnerable.


Sin importar si uno es consciente de este impacto o no, esto crea base a nuestro estrés interno no visible. Para ayudar a mitigar el problema, y ​​en un intento de darle vida a un espacio aburrido, las personas que trabajan en cubículos ponen fotos, plantas e incluso minifuentes en el espacio de su trabajo. Algunos trabajadores del lugar usan pequeños espejos en frente para que puedan ver las reflexiones de atrás sin volverse. Todas estas maniobras de diseño puede ayudar hasta cierto punto, pero no fundamental solucionar el problema. Mientras no hay montaña detrás de la silla, la sensación de inseguridad se mantiene.

La mayoría de los jefes no se sentiría cómodo trabajando en cubículos, de hecho, tienen el lujo de oficinas privadas y protegidas. Es difícil no preguntarse por qué los jefes pondría a sus empleados en los espacios que ellos mismos no se sentiría cómodos. Sin aumentar el espacio, todavía es posible crear un ambiente de trabajo para que la gente se siente mucho más cómoda.

Algunos diseños de oficina tienen particiones en cubículo que protegen plenamente a los trabajadores, con la apertura hacia un lado, para que la gente pase o enfoque de ese lado. Muchas personas que trabajan en cubículos de hacer esto de manera intuitiva, cuando tienen el espacio para hacerlo, mediante la orientación de su ordenador o en otras actividades de trabajo hacia una pared lateral en lugar de hacia la pared del fondo. Físicamente, esto no es tan cómodo, pero emocionalmente será menos estresante. Esta es una mejora definitiva. Si esto no se puede hacer, es posible que sea posible para poner alguna planta grande en la espalda, como un amortiguador entre la espalda y el mundo exterior del cubículo.

Imaginense cuánto mejor seriá si los arquitectos, interioristas, diseñadores de muebles - y diseñadores de todo! - Comprendiesen la escuela tradicional de la forma del feng shui.

Dr. Shang-tung Hsu
Traducción libre: Eduardo Arcila Yanes

martes, 1 de septiembre de 2009

El Poder del Ahora y la Aceptación. Eckhart Tölle


Practicando el Poder del Ahora.

LA ACEPTACIÓN DEL AHORA
ACEPTACIÓN Y RENDICIÓN

Cuando te rindes a lo que es y estás plenamente presente, el pasado ya no tiene ningún poder.
Entonces se abre el reino del Ser, que había quedado oscurecido por la mente.
De repente, surge una gran quietud dentro de ti, la sensación de una paz insondable.
Y en esa paz hay una gran alegría.
Y dentro de esa alegría hay amor.
Y en su núcleo más interno está lo sagrado,
lo inconmensurable, Eso que no puede ser nombrado.

LA IMPERMANENCIA Y LOS CICLOS DE LA VIDA

Hay fases de éxito en que las cosas vienen a ti y se desarrollan, y fases de fracaso en que las cosas se marchitan, se desintegran y tienes que dejarlas ir para que puedan surgir otras nuevas, o para que se produzca la transformació n.
Si, llegado a ese punto, te apegas y te resistes, te estás negando a seguir el flujo de la vida, y eso te hará sufrir. La disolución es necesaria para que se produzca un nuevo crecimiento. Ambos aspectos no pueden existir separadamente.
La fase descendente del ciclo es absolutamente esencial para la realización espiritual. Debes de haber fracasado rotundamente a algún nivel, o haber experimentado una pérdida seria o un dolor, para sentirte atraído por la dimensión espiritual. O quizá el éxito mismo haya perdido significado, quedándose vacío y convirtiéndose en fracaso.
El fracaso reside oculto en cada éxito, y el éxito en cada fracaso. En este mundo, es decir, en el nivel de las formas, todos «fracasamos» antes o después, y todas las realizaciones acaban convirtiéndose en nada. Todas las formas son impermanentes.
Puedes mantenerte activo y disfrutar manifestando y creando nuevas formas y circunstancias, pero ya no te identificarás con ellas. No las necesitas para tener una identidad. Ellas no son tu vida; sólo son tu situación de vida.
El ciclo tiene una duración variable que va de unas pocas horas a varios años. Hay ciclos largos y ciclos breves dentro de los ciclos largos. Muchas enfermedades se generan por luchar contra las fases de baja energía, que son vitales para la regeneración. La acción compulsiva y la tendencia a extraer la propia autoestima y la identidad de factores externos, como el éxito, es una ilusión inevitable mientras te identifiques con la mente.

Esto hace que no puedas aceptar las fases bajas del ciclo, que no las dejes ser. Finalmente, la inteligencia del organismo puede adueñarse de la situación como medida de autoprotecció n y provocar una enfermedad que te obligue a detenerte para que pueda tener lugar la necesaria regeneración.
En cuanto la mente juzga que un estado o situación es «bueno», le toma apego y se identifica con él, tanto si se trata de una relación como de una posesión, un papel social, un lugar o tu cuerpo físico. La identificació n te hace feliz, hace que te sientas bien contigo mismo, y ese estado o situación puede llegar a convertirse en parte de quien eres o de quien crees ser.

Pero nada es duradero en esta dimensión donde la polilla y el orín consumen. La situación acaba, o cambia, o puede producirse un cambio de polaridad: lo que ayer o el año pasado era bueno, súbita o gradualmente se vuelve malo. La misma situación que antes te hacía feliz, ahora te hace desgraciado. La prosperidad de hoy se convierte en el consumismo vacío de mañana. La boda feliz y la luna de miel se convierten en un doloroso divorcio o en una convivencia infeliz.
O también puede ocurrir que desaparezca una situación y su ausencia te haga infeliz. Cuando el estado o situación con el que la mente se ha identificado cambia o desaparece, ésta no puede aceptarlo. Se apegará al estado que ha desaparecido y se resistirá al cambio. Es casi como si nos cortaran un miembro del cuerpo.
Esto significa que tu felicidad y tu infelicidad son, de hecho, la misma cosa. Sólo las separa la ilusión del tiempo.

NO OFRECER RESISTENCIA A LA VIDA es estar en un estado de gracia, tranquilidad y ligereza, un estado que no depende de que las cosas sean de cierta manera, buenas o malas.
Parece paradójico y, sin embargo, cuando desaparece la dependencia interna de la forma, la situación general de tu vida, lo que tiene relación con las formas externas, parece mejorar enormemente. Las cosas, las personas o las situaciones que creías necesitar para ser feliz ahora llegan a ti sin esfuerzo ni lucha por tu parte, y eres libre de disfrutarlas y apreciarlas mientras duren.
Todas esas cosas, evidentemente, seguirán teniendo un final, los ciclos irán y vendrán, pero cuando desaparece la dependencia, desaparece también el miedo a la pérdida. La vida fluye con tranquilidad.
La felicidad derivada de una fuente secundaria nunca es muy profunda. Sólo es un pálido reflejo de la alegría de Ser, de la vibrante paz que encuentras en tu interior cuando entras en el estado de no-resistencia. El Ser te lleva más allá de los opuestos polares de la mente y te libera de la dependencia de la forma. Aunque todo colapsara y se derrumbara a tu alrededor, en lo profundo de tu núcleo interno seguirías sintiéndote en paz. Puede que no te sintieras feliz, pero al menos estarías en paz.

USO Y RENUNCIA DE LA NEGATIVIDAD

Toda resistencia interna se experimenta como negatividad de uno u otro tipo. Toda negatividad es resistencia. En este contexto, ambas palabras son casi sinónimas.
La negatividad va desde la irritación o la impaciencia hasta la ira encendida, desde el estado de depresión anímica o resentimiento hasta la desesperación suicida. A veces la resistencia activa el cuerpo-dolor emocional y, en tal caso, cualquier roce sin importancia puede producir una intensa negatividad en forma de ira, depresión o una pena muy honda.
El ego cree que puede manipular la realidad mediante la negatividad y conseguir lo que quiere.
Cree que la negatividad le permite atraer un estado agradable o disolver un estado desagradable.
Si «tú» —la mente— no creyeras que la negatividad funciona, ¿para qué habrías de crearla? La cuestión es que, de hecho, la negatividad no funciona. En lugar de atraer un estado deseable, más bien le impide emerger. En lugar de disolver un estado indeseable, lo mantiene en su lugar. La única «utilidad» de la negatividad es fortalecer el ego, y por eso al ego le encanta.
Cuando estás identificado con una emoción negativa no quieres soltarla, y en algún profundo nivel inconsciente no deseas un cambio para mejor porque pondría en peligro tu identidad de persona deprimida, enfadada o maltratada. Entonces ignorarás, negarás o sabotearás lo positivo de tu vida. Éste es un fenómeno bastante común. Y una locura.

OBSERVA CUALQUIER PLANTA O ANIMAL Y PERMITE QUE TE ENSEÑE A ACEPTAR LO QUE ES, a rendirte al ahora.
Deja que te enseñe a Ser. Deja que te enseñe integridad, qué significa ser uno mismo, ser real.
Deja que te enseñe a vivir y a morir, y a no hacer un problema de la vida y de la muerte.
Las emociones negativas recurrentes contienen a veces un mensaje, como también lo contienen las enfermedades. Pero cualquier cambio que introduzcas, tanto si tiene que ver con tu trabajo como si afecta a tus relaciones o a tu entorno, será superficial a menos que surja de un cambio en tu nivel de conciencia. Y en cuanto a eso sólo puedo aconsejarte una cosa: mantente más presente. Cuando hayas alcanzado cierto grado de presencia, ya no necesitarás que la negatividad te indique qué necesita tu situación de vida.
Pero mientras la negatividad esté ahí, úsala. Úsala como recordatorio de que has de estar más presente.

Cuando sientas surgir la negatividad en tu interior, tanto si está causada por algo externo como si está provocada por un pensamiento o por nada concreto de lo que seas consciente, considérala una voz que te dice: «Atención. Aquí y ahora. Despierta. Sal de tu mente. Mantente presente.»
Hasta la más leve irritación es significativa y tiene que ser reconocida y registrada para que no haya una acumulación de reacciones no observadas.
Es posible que al darte cuenta de que no quieres tener ese campo energético negativo en tu interior, de que no tiene ningún propósito, simplemente renuncies a él. Pero, si es así, asegúrate de soltarlo completamente. Si no puedes hacerlo, acepta que está ahí y lleva tu atención a la sensación.

COMO ALTERNATIVA, PUEDES HACER DESAPARECER LA EMOCIÓN NEGATIVA imaginándote que te has vuelto transparente a la causa externa de esa reacción.
Te recomiendo que al principio lo practiques con cosas pequeñas, incluso triviales. Digamos que estás tranquilamente sentado en tu casa. De repente oyes el sonido penetrante de una alarma de automóvil que suena en la calle. Surge la irritación. ¿Qué propósito tiene esa irritación? Ninguno en absoluto. ¿Por qué la has creado? No la has creado, la ha creado tu mente. Ha sido una reacción totalmente automática, totalmente inconsciente.
¿Por qué la ha creado la mente? Porque cree inconscientemente que esa resistencia, que tú experimentas como negatividad o infelicidad, disolverá en cierto modo la situación indeseable. Esto, evidentemente, es una ilusión. La resistencia creada por la reacción —la irritación o el enfado, en este caso— es mucho más molesta que la causa original que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en una práctica espiritual.

SIÉNTETE COMO SI TE ESTUVIESES VOLVIENDO TRANSPARENTE, por así decirlo; como si no tuvieras la solidez de un cuerpo material. Ahora permite que el ruido, o cualquiera que sea la causa de la reacción negativa, te atraviese. Ya no golpea con una «pared» sólida en tu interior.
Como he dicho, al principio es mejor practicar con cosas pequeñas: la alarma del coche, el ladrido del perro, los gritos de los niños, el atasco de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de ti, golpeado constantemente por cosas «que no deberían estar ocurriendo», deja que todo te atraviese.
Imagina que alguien te dice algo grosero o con intención de molestarte. En lugar de caer en la reacción inconsciente y en la negatividad, en lugar de atacar, ponerte a la defensiva o retirarte, deja que las palabras te atraviesen limpiamente. No ofrezcas resistencia. Es como si ya no hubiera nadie que pudiera sentirse herido. Eso es perdón. Así es como te vuelves invulnerable.
Puedes seguir diciendo a esa persona que su conducta es inaceptable, si eso es lo que eliges. Pero esa persona ya no tiene el poder de controlar tu estado interno. Entonces eres dueño de ti mismo, no estás bajo el poder de otra persona, y tampoco te dejas controlar por tu mente. Tanto si se trata de una alarma de automóvil, de una persona grosera, de una inundación, un terremoto o de la pérdida de todas tus posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.

Sigues buscando fuera y no puedes dejar de buscar. Quizás el próximo curso tengas la respuesta; quizás esa nueva técnica. A ti, personalmente, te digo:
NO BUSQUES LA PAZ. No busques ningún estado diferente del que tienes; así no producirás conflicto interno ni resistencias inconscientes.
Perdónate por no estar en paz. En el momento en que aceptas completamente tu falta de paz, la no-paz se transforma en paz. Cualquier cosa que aceptes plenamente te llevará allí, al estado de paz. Éste es el milagro de la rendición.
Cuando aceptas lo que es, cada momento es el mejor. Eso es iluminación.

LA NATURALEZA DE LA COMPASIÓN

CUANDO HAS IDO MÁS ALLÁ DE LOS OPUESTOS MENTALES, te vuelves como un profundo lago. La situación externa de tu vida, y lo que ocurra allí, es la superficie del lago. A veces está en calma, otras veces agitada, dependiendo de los ciclos y las estaciones. Sin embargo, en lo profundo, el lago siempre permanece inalterado. Tú eres todo el lago, no sólo la superficie, y estás en contacto con tu propia profundidad, que permanece absolutamente quieta.
No te resistes al cambio aferrándote mentalmente a ninguna situación. Tu paz interna no depende de ello. Habitas en el Ser —inmutable, intemporal, inmortal— y ya no dependes del mundo externo, de las formas eternamente cambiantes, para sentirte feliz o satisfecho. Puedes disfrutar de las formas, jugar con ellas, crear nuevas formas, apreciar la belleza de las cosas..., pero no necesitas apegarte a nada.
Mientras no seas consciente de Ser, la realidad de los demás seres humanos te evitará porque aún no has encontrado la tuya. Tu mente aceptará o rechazará la forma de los demás, que no es sólo su cuerpo; también incluye su mente. La verdadera relación sólo es posible cuando tienes conciencia de Ser.
Viniendo del Ser, percibirás el cuerpo y la mente de la otra persona como si sólo fueran una pantalla detrás de la cual puedes sentir su verdadera realidad, como sientes la tuya. Por eso, cuando tengas que afrontar el sufrimiento de otra persona o su conducta inconsciente, te mantendrás presente y en contacto con el Ser, y serás capaz de mirar más allá de la forma y de sentir el Ser puro y radiante de la otra persona a través del tuyo.

En el nivel del Ser, uno reconoce que todo sufrimiento es ilusorio. El sufrimiento se debe únicamente a la identificació n con la forma. A veces, cuando la persona está preparada, el despertar de la conciencia de Ser produce curaciones milagrosas.
La compasión es la conciencia del vínculo profundo que te une a todas las criaturas. La próxima vez que digas «no tengo nada en común con esa persona», recuerda que sí tienes mucho en común: dentro de unos pocos años —que sean dos o setenta no supone una gran diferencia— ambos os habréis convertido en cadáveres en putrefacción, después en montones de polvo y más adelante en nada en absoluto. Esta toma de conciencia fomenta un sentimiento de cordura y humildad y no deja lugar al orgullo. ¿Es éste un pensamiento negativo? No, es un hecho. ¿Por qué darle la espalda? En este sentido, existe una igualdad total entre tú y todas las demás criaturas.

UNA DE LAS PRÁCTICAS ESPIRITUALES MÁS PODEROSAS es la de meditar profundamente en la mortalidad de las formas físicas, incluida la propia. A esto se le llama «morir antes de morir».
Entra en esta práctica profundamente. Tu forma física se está disolviendo, deja de ser. Después llega un momento en que todas las formas mentales o pensamientos también mueren. Sin embargo, tú, la presencia divina que eres, sigues estando allí. Radiante, plenamente despierto.
Nada real ha muerto jamás; sólo los nombres, las formas y las ilusiones.
En este nivel profundo, la compasión se convierte en sanación en su sentido más amplio. En ese estado, tu influencia sanadora no se basa fundamentalmente en el hacer, sino en el ser. Todas las personas con las que entres en contacto se sentirán tocadas por tu presencia y afectadas por la paz que emanas, seas consciente de ello o no.
Cuando estás plenamente presente y la gente que te rodea muestra una conducta inconsciente, no sientes la necesidad de reaccionar a ella porque no le concedes el carácter de realidad. Tu paz es tan profunda y vasta que cualquier cosa que no sea paz desaparece en su seno como si nunca hubiera existido. Esto rompe el ciclo kármico de acción y reacción.
Los animales, los árboles y las flores sentirán tu paz y responderán a ella. Enseñas mediante tu ser, demostrando la paz de Dios.
Te conviertes en la «luz del mundo», una emanación de conciencia pura, y por tanto eliminas el sufrimiento de raíz. Eliminas la inconsciencia del mundo.

LA SABIDURÍA DE LA RENDICIÓN

La cualidad de tu conciencia en este momento es el principal determinante del tipo de futuro que experimentará s; por tanto, rendirte es la cosa más importante que puedes hacer para provocar un cambio positivo. Cualquier acción que emprendas es secundaria. Ninguna acción verdaderamente positiva puede surgir de un estado de conciencia que no sea de rendición.
Para algunas personas, la rendición puede tener una connotación negativa que implica derrota, renuncia, incapacidad de responder a las pruebas de la vida, letargo, etc. La verdadera rendición, no obstante, es algo totalmente diferente. No significa soportar pasivamente cualquier situación en la que te encuentres sin hacer nada al respecto. Tampoco significa dejar de hacer planes o de iniciar acciones positivas.
LA RENDICIÓN ES UNA SABIDURÍA SIMPLE pero profunda que implica ceder más que oponerse al flujo de la vida. El único lugar donde puedes experimentar el flujo de la vida es el ahora; por tanto, rendirse es aceptar el momento presente incondicionalmente y sin reservas. Es renunciar a la resistencia interna a lo que es.
Resistirse internamente es decir «no» a lo que es mediante el juicio mental y la negatividad emocional. La resistencia suele agudizarse cuando las cosas «van mal», lo que significa que hay una distancia entre las demandas o rígidas expectativas de tu mente y lo que es. En esa brecha anida el dolor.
Si has vivido lo suficiente, sabrás que las cosas «van mal» con bastante frecuencia. Es precisamente en esos momentos cuando tienes que rendirte si quieres eliminar el dolor y el sufrimiento de tu vida. La aceptación de lo que es te libera inmediatamente de tu identificació n mental y vuelve a conectarte con el Ser. La resistencia es la mente.
La rendición es un fenómeno puramente interno, que no implica que en lo externo no puedas emprender acciones para cambiar la situación.
De hecho, para rendirte no tienes que aceptar la situación general, sino sólo el pequeño segmento llamado el ahora. Por ejemplo, si mientras vas conduciendo por el campo te quedas atascado en medio del barro, no dirás: «Vale, me resigno a quedarme atascado.» Resignación no es rendición.

NO TIENES POR QUÉ ACEPTAR UNA SITUACIÓN DE VIDA DESAGRADABLE O INDESEABLE. Tampoco tienes que engañarte y decirte que no tiene nada de malo. No. Reconoces plenamente que quieres salir de ella, y entonces limitas tu atención al momento presente sin ponerle ninguna etiqueta mental.
Eso significa que no hay juicio sobre el ahora. Por tanto, no hay resistencia ni negatividad emocional. Aceptas el momento tal como es.
Después te pones en acción y haces todo lo posible por salir de la situación.
Eso es lo que denomino acción positiva. Es mucho más eficaz que la acción negativa, surgida de la ira, de la desesperación o de la frustración. Hasta alcanzar el resultado deseado, continúas practicando la rendición negándote a etiquetar el ahora.

Permíteme una analogía visual para ilustrar el punto que estoy tratando de exponer. Vas caminando de noche por un sendero y estás rodeado por una densa niebla. Pero tienes una linterna muy potente que la atraviesa y crea un espacio estrecho y claro frente a ti. La niebla es tu situación de vida, que incluye el pasado y el futuro; la linterna es tu presencia consciente; el espacio claro es el ahora.
La no-rendición endurece tu forma psicológica, el caparazón del ego, creando así una fuerte sensación de separación. El mundo que te rodea, y en particular la gente, pueden parecerte amenazantes. Surge una necesidad compulsiva inconsciente de destruir a los demás mediante juicios, y también la de competir y dominar. Hasta la naturaleza se convierte en tu enemigo, porque tus percepciones e interpretaciones están gobernadas por el miedo. La enfermedad mental que llamamos paranoia sólo es una forma un poco más aguda de este estado de conciencia, normal pero disfuncional.

No sólo tu forma psicológica, sino también tu forma física, tu cuerpo, se endurece y se pone rígido a causa de la resistencia. Surge tensión en distintas partes del cuerpo y éste en su totalidad se contrae. El libre flujo de energías corporales, que es esencial para la salud, queda muy restringido.
El trabajo corporal y ciertos tipos de terapia física pueden ayudar a recuperar el flujo, pero, a menos que practiques la rendición en la vida cotidiana, esas terapias se limitan a aliviar los síntomas de forma pasajera, porque la causa de la tensión —el patrón de resistencia— no se ha disuelto.
Hay algo dentro de ti que no es afectado por las circunstancias pasajeras que conforman tu situación de vida, y sólo la rendición te permite acceder a ello. Es tu vida, tu Ser mismo, que existe eternamente en el reino intemporal del presente.

CUANDO TU SITUACIÓN DE VIDA TE RESULTA INSATISFACTORIA o incluso intolerable, sólo si empiezas por rendirte podrás romper el patrón de resistencia inconsciente que perpetúa esa situación.
La rendición es perfectamente compatible con la acción, con iniciar cambios o alcanzar objetivos.
Pero, en el estado de rendición, tu acción fluye desde una energía completamente diferente, de otra cualidad. La rendición te conecta con la fuente-energí a del Ser, y tu hacer, imbuido de Ser, se convierte en una alegre celebración de la energía de vida que te lleva más profundamente al ahora.
La no-resistencia realza enormemente la cualidad de tu conciencia y, por tanto, la cualidad de cualquier cosa que estés haciendo o creando. Entonces los resultados vendrán por sí mismos y reflejarán esa cualidad. A esto lo podríamos denominar «acción rendida».
EN EL ESTADO DE RENDICIÓN, ves con claridad lo que hay que hacer y empiezas a actuar; vas haciendo una cosa cada vez, te centras en una cosa cada vez.
Aprende de la naturaleza: observa cómo se hace todo y cómo se despliega el milagro de la vida sin insatisfacció n ni infelicidad.

Por esta razón Jesús dijo: «Mira los lirios del campo, cómo crecen; ni se afanan ni se enredan.»
SI TU SITUACIÓN GENERAL ES INSATISFACTORIA o desagradable, separa este instante y ríndete a lo que es. Ésta es la linterna que te permite ver en la niebla. Entonces tu estado de conciencia deja de estar controlado por las condiciones externas. Ya no partes desde un estado de reacción y resistencia. Después observa las características específicas de la situación. Pregúntate: «¿Hay algo que pueda hacer para cambiar la situación, mejorarla o apartarme de ella?» Si es así, emprende la acción apropiada.
No te centres en las cien cosas que vas a tener que hacer o que tal vez tengas que hacer en el futuro, sino en la única cosa que puedes hacer ahora. Eso no significa que no debas planificar. Podría muy bien ocurrir que lo que tengas que hacer ahora mismo sea planificar. Pero asegúrate de no empezar a crear «películas mentales» que te proyecten continuamente hacia el futuro, perdiendo de ese modo el ahora. Cualquier acción que emprendas puede no dar fruto inmediatamente. Hasta que lo haga, no te resistas a lo que es.

SI NO PUEDES HACER NADA y tampoco consigues salir de la situación, úsala para entrar más profundamente en la rendición, más profundamente en el ahora, más profundamente en el Ser.
Cuando entras en esta dimensión intemporal del presente, a menudo el cambio se presenta de maneras extrañas, sin necesidad de hacer gran cosa por tu parte. La vida se muestra servicial y cooperativa. Si había factores internos, como el miedo, la culpa o la inercia, que te impedían actuar, se disolverán a la luz de tu presencia consciente.
No confundas la rendición con una actitud de «ya nada me puede molestar» o «las cosas ya no me importan». Si la miras de cerca, verás que tal postura está teñida de negatividad en forma de resentimiento oculto, de modo que no es rendición, sino resistencia enmascarada.
A medida que te vayas rindiendo, dirige tu atención hacia dentro para comprobar si te queda algún rastro de resistencia. Mantente muy alerta cuando lo hagas; de otro modo, una bolsa de resistencia puede seguir escondida en algún rincón oscuro en forma de un pensamiento o emoción no reconocidos.

DE LA ENERGÍA MENTAL A LA ENERGÍA ESPIRITUAL

EMPIEZA POR RECONOCER QUE HAY RESISTENCIA.
Estáte presente cuando ocurra, cuando surja la resistencia. Observa cómo la crea tu mente, cómo etiqueta la situación, a ti mismo, a los demás. Observa el proceso de pensamiento implicado. Siente la energía de la emoción.
Siendo testigo de la resistencia comprobarás que no tiene ninguna utilidad. Al centrar toda tu atención en el ahora, la resistencia inconsciente se hace consciente y ése es su fin.
No puedes ser consciente e infeliz, consciente y negativo. La negatividad, la infelicidad o el sufrimiento, sean del tipo que sean, indican que hay resistencia, y la resistencia siempre es inconsciente.
¿Elegirías la infelicidad? Y si no la has elegido, ¿cómo es que ha surgido? ¿Cuál es su propósito? ¿Quién la mantiene viva?
Aunque seas consciente de tus sentimientos de infelicidad, lo cierto es que te has identificado con ellos y mantienes vivo el proceso de identificació n mediante el pensamiento compulsivo. Todo eso es inconsciente. Si fuese consciente, es decir, si estuvieses completamente presente en el ahora, toda negatividad se disolvería casi instantáneamente. No podría sobrevivir en tu presencia. Sólo puede sobrevivir en tu ausencia.
Ni siquiera el cuerpo-dolor puede sobrevivir mucho tiempo en tu presencia. Mantienes viva tu infelicidad dándole tiempo. Esa es su sangre de vida. Si retiras el tiempo mediante una intensa conciencia del momento presente, se muere. Pero ¿quieres que muera? ¿Estás seguro de que has tenido suficiente? ¿Quién serías sin tu infelicidad?
Hasta que practicas la rendición, la dimensión espiritual es algo sobre lo que lees, sobre lo que hablas, algo sobre lo que escribes libros y que te estimula, algo en lo que piensas, algo en lo que crees o no crees, según el caso. Todo lo anterior no supone ninguna diferencia.
No HASTA QUE LA RENDICIÓN hace que se vuelva una realidad en tu vida.
Cuando te rindes, la energía que emanas y que a partir de ese momento dirige tu vida es de una frecuencia vibratoria mucho más elevada que la energía mental que gobierna el mundo.
A través de la rendición, la energía espiritual entra en este mundo. No genera sufrimiento para ti, para los demás seres humanos ni para el resto de los seres vivos del planeta.

RENDICIÓN EN LAS RELACIONES PERSONALES

Es cierto que sólo una persona inconsciente intentará usar o manipular a las demás, pero es igualmente cierto que sólo una persona inconsciente puede ser usada y manipulada. Si te resistes o luchas contra el comportamiento inconsciente de otros, tú mismo te vuelves inconsciente.
Pero rendirte no significa permitir que te utilice la gente inconsciente. En absoluto. Es perfectamente posible decir «no» a una persona con firmeza y claridad o salir de una situación estando, al mismo tiempo, en un estado interno de completa no-resistencia.
CUANDO DICES «NO» a una persona o situación, esa negativa no ha de venir de la reacción, sino de la intuición, de una toma de conciencia clara de lo que es correcto para ti en ese momento.
Haz que sea un «no» no-reactivo, un «no» de alta calidad, un «no» libre de toda negatividad que no cree más sufrimiento.

Si no puedes rendirte, actúa inmediatamente: expresa tu queja, haz algo que pueda cambiar la situación, o retírate de ella. Asume la responsabilidad de tu vida.
No contamines tu hermoso y radiante Ser interno ni la Tierra con negatividad. No des a la infelicidad, en ninguna de sus formas, un lugar donde habitar en tu interior.
SI NO PUEDES EMPRENDER UNA ACCIÓN, por ejemplo porque estás en prisión, entonces te quedan dos opciones: resistencia o rendición. El cautiverio o la libertad interna de las condiciones externas. El sufrimiento o la paz interna.

La rendición hará que tus relaciones cambien profundamente. Si no puedes aceptar lo que es, eso implica que nunca puedes aceptar a las personas como son. Las juzgarás, las criticarás, las etiquetarás, las rechazarás o intentarás cambiarlas.
Además, si siempre haces del ahora un medio para un fin futuro, también convertirás a cada persona con la que te encuentres o con la que te relaciones en un medio para un fin. La relación —el ser humano— será entonces de una importancia secundaria para ti, o no tendrá ninguna importancia. Lo primordial será lo que puedas sacar de la relación, sea una ganancia material, una sensación de poder, placer físico o algún tipo de gratificación para el ego. Dejadme ilustrar cómo puede funcionar la rendición en las relaciones.

CUANDO TE VEAS ENVUELTO EN UNA DISCUSIÓN o en alguna situación conflictiva, tal vez con tu pareja u otra persona cercana a ti, empieza por observar cómo te pones a la defensiva cuando atacan tu posición, o siente la fuerza de tu propia agresión cuando atacas la posición de la otra persona.
Observa el apego a tus puntos de vista y opiniones. Siente la energía emocional-mental que está detrás de tu necesidad de tener razón y de señalar que la otra persona está equivocada. Ésa es la energía de tu mente egotista. La haces consciente reconociéndola, sintiéndola tan plenamente como puedas.
Entonces, un día, en medio de una discusión, de repente te darás cuenta de que tienes una opción, y quizá decidas abandonar tu reacción simplemente para ver qué pasa. Te rindes.
No me refiero a que dejas de reaccionar diciendo verbalmente: «De acuerdo, tienes razón», con una mirada condescendiente que en realidad está diciendo: «Estoy por encima de esta inconsciencia infantil.» Así sólo consigues desplazar la resistencia a otro terreno, con lo que la mente egotista sigue estando al mando y reivindicando su superioridad. Estoy hablando de soltar todo el campo de energía mental-emocional que estaba luchando por el poder en tu interior.
El ego es astuto; por eso tienes que estar muy alerta, muy presente, y ser totalmente honesto contigo mismo para ver si realmente has renunciado a tu identificació n con una posición mental, liberándote así de la mente.

SI TE SIENTES DE REPENTE MUY LIGERO, DIÁFANO Y EN PROFUNDA PAZ, eso es una señal inequívoca de que te has rendido realmente. Observa entonces lo que le ocurre a la posición mental de la otra persona cuando dejas de energetizarla mediante la resistencia. Cuando la identificació n con las posiciones mentales se deja de lado, comienza la verdadera comunicación.
No resistirse no significa necesariamente no hacer nada. Lo único que implica es que la «acción» no va a ser reactiva. Recuerda la profunda sabiduría que subyace en la práctica oriental de las artes marciales: no te resistas a la fuerza del oponente. Cede para vencer.

«No hacer nada» cuando estás en un estado de intensa presencia es un poderoso transformador que sana a las personas y las situaciones.
Es radicalmente diferente de la inactividad en el estado de conciencia ordinario —o más bien de inconsciencia— que surge del miedo, de la inercia o de la indecisión. El verdadero «no hacer nada» implica ausencia de resistencia interna e intensa alerta. Por otra parte, si es necesario actuar, ya no reaccionarás desde tu mente condicionada, sino que responderás a la situación desde tu presencia consciente. En ese estado, tu mente está libre de conceptos, incluyendo el concepto de no-violencia. De modo que..., ¿quién puede predecir lo que harás?
El ego cree que la fuerza reside en resistirse, cuando en realidad la resistencia te separa del Ser, el único estado de verdadero poder. La resistencia es debilidad y miedo disfrazados de fuerza. Lo que el ego considera debilidad es tu Ser en toda su pureza, inocencia y poder. Lo que consideras fuerza es debilidad. Por tanto, el ego existe y se mantiene mediante la resistencia continua, y representa papeles falsos para encubrir tu «debilidad», que en realidad es tu poder.
Hasta que se produce la rendición, buena parte de la interacción humana se limita a cumplir papeles inconscientes. Cuando te rindes, ya no necesitas las máscaras del ego ni sus defensas. Te vuelves muy simple, muy real. «Eso es peligroso», dice el ego. «Te sentirás herido. Serás muy vulnerable.»
Lo que el ego no sabe, por supuesto, es que sólo abandonando la resistencia, haciéndote «vulnerable», puedes descubrir tu verdadera y esencial in-vulnerabilidad.

Practicando el Poder del Ahora Título Original: Practicing the Power of Now –
Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
Ó2001, _Eckhart Tolle
Digitalizador: @ Nascav (España)

martes, 25 de agosto de 2009

Mitos sobre la Sexualidad

La siguiente información es extraída de la página web www.sexologia.com, que aunque no es mi interés promocionar dicha página y al leer y revisar este escrito, copio el siguiente texto en este blog por parecerme de utilidad y ser aclarecedor. También por no estar teñido por ninguna religión en particular.

Sobre todo recalco la importancia de la noción de "mito" en el área sexual pues poca información recibimos y poco se habla del tema entre parejas por tabú y vergüenza. Y los mitos pueden ayudar pero también puenden destruir. A continuación cito:

"Los mitos sexuales se extienden como los rumores, y tienen tanto fundamento como éstos. Una opinión no fundada sobre algo relacionada con el sexo, y expresada con la convicción que suele acompañar a la ignorancia, se convierte fácilmente en una creencia de toda una comunidad o generación".

"Esta falsa creencia comienza a divulgarse como algo comprobado y real, y se convierte en un mito. Los mitos se desarrollan a veces precisamente porque parece que tienen sentido o porque deseamos que sean verdad. La libre información sobre la realidad, y los cambios socioculturales hacen que los mitos sexuales dejen de ser lo. Los mitos sexuales muestran la escasa, y muchas veces falsa, información de nuestra sociedad sobre el sexo."

Algunos de estos mitos más frecuentes son los siguientes:

Mitos sobre el embarazo Embarazo
- La dieta alimenticia de la mujer durante el embarazo influye en el sexo del niño.
- Una mujer sólo puede quedar embarazada a través del coito o de la inseminación artificial.
- El coito durante el embarazo puede perjudicar la salud o hacer daño al feto.
- Durante el embarazo se debe evitar el coito.
- Para que la mujer quede embarazada es necesario que hombre y mujer alcancen el orgasmo a la vez.

Mitos sobre la eyaculación precoz (E.P.)
- Sólo tiene E.P. el hombre que eyacula antes de penetrar.
- La E.P. la padecen sólo los hombres jóvenes.
- La E.P. se debe a defectos o trastornos físicos, de la próstata, fimosis, etc.
- Todo hombre que tiene una fuerte impulso sexual tiene E.P.
- La eyaculación precoz se quita siempre con el tiempo.
- La E.P. se quita con inyecciones, pomadas, pastillas, o intervención quirúrgica.
- Un remedio contra la E.P. es pensar en cosas raras, desagradables, o ajenas al coito.

Mitos sexuales en general medico
- Los médicos en general están preparados para tratar los problemas sexuales de sus pacientes.
- La impotencia en los hombres mayores es siempre producida por factores físicos.
- Los negros gozan de un mayor impulso y potencia sexual que los blancos.
- El hombre con un pene grande tiene mayor potencia sexual que el que tiene un pene pequeño.
- La esterilización reduce el impulso sexual del hombre o de la mujer.
- El deseo y la potencia sexual disminuye considerablemente a partir de los 40 ó 50 años.

Mitos sobre la masturbación
- La masturbación es una práctica limitada casi exclusivamente a los hombres.
- La masturbación durante la pubertad disminuye la potencia sexual en el hombre adulto.
- La masturbación es físicamente dañina y disminuye la potencia sexual.
- La masturbación muy frecuente conduce a la homosexualidad.
- La masturbación es un hábito propio de las personas jóvenes e inmaduras.
- La masturbación en el hombre o en la mujer es señal de que algo no va bien en su sexualidad.

Mitos sobre la menstruación mujer
- Las relaciones sexuales durante la menstruación tienen el peligro de infección o contaminación.
- Durante el periodo menstrual, la mujer no está preparada para tener relaciones sexuales.
- Es peligroso tener relaciones sexuales durante la menstruación.
- Durante la menstruación, las mujeres no deben practicar deportes, ni bañarse, ducharse o lavarse la cabeza.

Mitos sobre las relaciones de pareja
- Una buena relación sexual requiere un orgasmo.
- La relación sexual sólo es plena cuando hombre y mujer llegan al orgasmo a la vez.
- Los orgasmos simultáneos son necesarios para la compatibilidad sexual de la pareja.

Mitos sobre la sexualidad femenina
- La vida sexual de la mujer termina con la menopausia.
- La satisfacción sexual de la mujer depende del tamaño del pene.
- No está bien visto que la mujer tome la iniciativa en la relación sexual.
- La ausencia del himen prueba que una mujer no es virgen.
- La mujer llega al orgasmo al sentir la penetración del pene.
- Toda mujer llega al orgasmo, pero algunas no lo sienten.

Mitos sobre la sexualidad masculina
- La impotencia es natural e irreversible en el hombre de edad.
- Impotencia significa pérdida de virilidad.
- El hombre siempre está dispuesto a tener relaciones sexuales.
- Si el hombre no se excita en una situación sexual "es anormal" o "no funciona bien".
- El hombre que funciona bien sexualmente tiene erección siempre que ve a una mujer.
- La práctica sexual requiere siempre una buena erección (cuanto mayor mejor).
- Un pene pequeño no puede proporcionar placer a la mujer.
- El hombre no debe decir nunca que "no" al sexo.
- El hombre tiene que tener una erección total para tener orgasmo o eyacular.

Esperamos que la información servida sea de utilidad para experimentar altos grados de libertad y placer para dejar atrás falsa creencias sobre la sexualidad y esta ocupe el puesto que le corresponde y no el que la sociocultura y la sociedad de consumo manipula y sobre estimula con fines comerciales o económicos.

También es menester que la pareja dejé los tabués, dialogue y exponga todos los mitos que hemos heredado de manera de hacer de la experiencia sexual un acto placentero y no un conflicto.

(Fin de la cita. Tomado de : www.sexologia.com )

lunes, 24 de agosto de 2009

Del Fracaso Matrimonial y de Pareja

La Siguientes lineas vienen tomadas de un blog de una óptica católica lo cual podriá supeditado al el mandato de su iglesia, sin embargo sus palabras no dejan de ser vigentes y veraces por su carácter científico, y pienso dan respuesta a esta problemática y muestra las razones de los fracasos de vivir en pareja mas que exclusivamente matrimoniales como tal, dan una visión amplia a la problemática ayudando asi a dar solución al conflicto de vivir en pareja:

"John Defraim PhD y profesor de la Universidad de Nebrasca-Lincoln, USA, y Nick Stinnett , en su libro "Secrets of Strong Families", estudian a tres mil ( 3.000) matrimonios estables y felices de diversas nacionalidades para establecer puntos en común, encontraron varias claves que siguen vigentes hoy en día, basados en ellas, van las siguientes causas de fracaso matrimonial:"

1.-Percepción errónea del matrimonio.

La literatura, el cine, la TV, y en general los medios de comunicación, han contribuido a deformar las ideas de noviazgo y matrimonio, aunados al descuido en la formación de los jóvenes en sus hogares y escuelas…, presentándolos como no son en realidad, de allí el temprano desencanto de unos cónyuges mal preparados. Tampoco los novios conversan lo suficiente sobre sus valores respectivos, sus perspectivas de futuro, el sentido de sus vidas, etc., temas vitales de cara al matrimonio. Se suele oír en matrimonios jóvenes: "Mi esposo ya no me hace feliz", "Mi mujer debería se distinta". Ante estos pensamientos, la mejor recomendación es la siguiente: no pienses sólo en recibir, sino en dar, San Pablo dijo: "más dicha hay en dar que en recibir" (Hechos 20, 35).

2.-Desviación de los sanos principios

Ideologías interesadas, el comercio del sexo (pornografía, prostitución, etc.), seudo-especialidades como la "sexología, etc., promueven una sexualidad desordenada desde muy joven (promiscuidad, infidelidad, genitalidad sin sentido ni amor…), además de otras practicas como el alcoholismo o la drogadicción…, dentro de una cultura que busca el consumismo y el placer individual como fin en si mismo.

3.-Graves defectos de personalidad (pereza, desconsideración, despotismo, debilidad, egoísmo, soberbia, injusticia, infidelidad, pesimismo, desorden, impaciencia, irresponsabilidad, desconfianza, etc.), que si la persona no se da cuenta y comienza a superarlos antes del matrimonio, serán fuente de conflictos.

4.-Falta de diálogo y cosas en común

Muchos casados se dejan envolver por la cultura actual que consume el tiempo fuera de casa o en actividades individualistas (trabajo, amistades, ordenador/internet, TV, etc.), y deja poco tiempo para la pareja, que poco a poco irá entrando en la rutina del trato mínimo indispensable entre ambos.

5.-Problemas económicos
Reales o ficticios. Reales, porque a muchos matrimonios se les hace difícil cubrir sus necesidades, dado el deficiente apoyo del Estado a la institución familiar, y en consecuencia, del sector privado de la economía, lo que redunda en escasez, privaciones, deudas difíciles de pagar, etc. Ficticios: porque también hay familias que teniendo ingresos suficientes, empujadas por la cultura consumista, se crean necesidades superfluas, por encima de sus posibilidades, cayendo en frustraciones y deudas injustificadas. Por otra parte, puede haber incomprensión en los planes y deseos, falta de confianza en el manejo de la economía del hogar, etc.

6.-Interferencia de terceros
Suegros, familiares, amigos…, en ocasiones se inmiscuyen imprudentemente entre los esposos, creando conflictos o aumentando los que pudiesen existir. Los esposos deben discernir, a quien escuchar en caso de necesitarlo. En todo caso debe respetarse la privacidad, intimidad, e independencia de los cónyuges. Por otra parte, debe procurarse que los recién casados vivan independientemente.

7.-Cuando el amor se enfría
El amor es como una planta, necesita agua (afecto, consideración, respeto, confianza, etc.), abono (detalles, intimidad, ilusión, oración y sacramentos, etc.), poda (rectificación de defectos, erradicación de malos hábitos, etc.)…, en fin, que si no se seca. En una relación pueden haber insatisfacciones emocionales (falta de comunicación por ejemplo) o sexuales (la cultura de desorden sexual en que se vive hoy, puede crear falsas expectativas o exigencias), todo esto puede superarse con empeño, en ocasiones con ayuda de profesionales idóneos (respetuosos de los valores cristianos).
La pareja nunca debe amenazarse con el divorcio, sino buscar soluciones. Una anécdota: Una señora fue a visitar a un "orientador familiar", amigo suyo, y le dijo: -Me quiero divorciar de mi marido (fue la queja de la angustiada mujer) -¿Por qué? Preguntó el profesional.
-Porque tiene otra.
-Si tú te divorcias, lo empujarás definitivamente a los brazos de la otra, que quizás sólo sea un desliz.
-¿Qué puedo hacer entonces?
-Enamórelo primero, y ante todo, recupere todo su encanto como mujer, pues se ha descuidado. Luego, si es el caso, se separa.
-¿Cómo puedo enamorarlo, además de cuidarme…?
-Hágale frecuentes elogios. Dígale lo apuesto que él es para usted, cuánto aprecia su compañía y buen humor, destaque lo que haga en el hogar, etc.
Además, sea considerada, discreta, gentil…, no lo riña desaforadamente, espere la ocasión para resolver los conflictos de forma serena…, de vez en cuando dense una escapadita para estar juntos y solos (cine, teatro, un concierto, un finde fuera de la ciudad)…
La mujer se puso a hacerlo. Al cabo de algunos meses encontró al profesional, quien le preguntó por su esposo.
-¡Lo logré le dijo ella! Está profundamente enamorado de mí, como al principio de nuestra relación. -Entonces, ¿ahora está dispuesta a dejarlo?-¡No!!!, ahora no, porque yo también estoy enamorada de él.

8.-Priorizar lo material sobre lo espiritual , acaba con muchas parejas.
El desesperar por aparentar un estatus social superior, el stress por ascender a toda costa en el trabajo, la obsesión por el desempeño sexual que inculca la sexología, la inmersión en el consumismo tecnológico, la percepción de la vida a través de la visión de los medios de comunicación más populares, etc., etc., van separando a la pareja, a la familia, y se endurece el corazón a los reclamos del espíritu, Dios pasa a ser el gran ausente o relegado de la vida de muchos hogares." (Fin de la cita. Tomado del enlace: casomaiboda.blogspot.com)

Yo agregó el 9 punto que no es tan cristiano católico pero es una solución y via real a tomar en cuenta cuando la felicidad y la propia vida estan en juego, en peligro:

9.- El divorcio o separación como solución a un conflicto de pareja patológico.
Muchas son las parejas que mantienen relaciones insanas por miedo, inseguridad, mandato social o incapacidad financiera. El hecho de vivir con un conjugue o pareja que no cumple con la gran mayoría de los puntos antes citado ya habla de un conflicto de pareja grave que si es mantenido en el tiempo llevará al vicio y víctimización en la relación acercándola a la enfermedad y patología. Algunas de las causas que mantienen relaciones patológicas son:
-Estabilidad económica y temor por la crianza y estabilidad emocional de los hijos…
-Terror al "que dirán" y terror también a admitir que se equivocaron en la escojencia de pareja.
-El admitir que han fracasado que me he equivocado.
-Depender emocionalmente de su pareja, y esto les limita e impide ver su relación desde una perspectiva distinta y madura, la "adicción a la pareja" por hábito.
-Miedo a enfrentar el mundo solas y tener que criar a los niños solas (Este es exclusivo de la mujer pues biologicamente la mujer esta diseñada para pertenecer a un hombre).
-Miedo a la Soledad como tal. Pues en nuestra sociedad moderna en su culto a la personalidad y su exaltación a los valores materiales por encima de los humanos a creado la familia nuclear, las monoparental, la familia fraccionada.

El Amor es una palabra que no se circunscribe a una relación ni a una familia, ha de ser y tener un significado mucho mas amplio que el que le damos...

jueves, 20 de agosto de 2009

De la Sexualidad y El Embrazo.

Para dar una nueva visión o enfoque sobre la Sexualidad y Embarazo he copiado del texto "La Enfermedad como Camino" ("Krankheit als Weg") de los autores Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke las siguientes lineas, dado que mucho es el desconocimiento sobre las relaciones biológicas exustentes entre las enfermedades y sus síntomas, y entre la psique y nuestra biología. Los autores de este libro son unos de los pioneros en el campo de la descodificación de las enfermedades en nuestro mundo y cultura occidental. A continuación tendremos la descodificación para los autores de las enfermedades del Embrazo y de la Sexualidad, es decir el simbolismo de los síntomas. Es de hacer notar que este libro fue publicado en el año 1983 y para hoy día ya tenemos un camino recorrido y clínica como es el caso del Biodecodage® Biodescoficación. No obstante no deja de ser gran interés y acercamiento la interpretación que mostraré a continuación:

"La sexualidad es el ámbito más amplio en el que los humanos dirimen, practicando, el tema de la polaridad. El ser humano experimenta su carencia y busca aquello que le falta. En la unión corporal con su polo opuesto alcanza un nuevo estado de conciencia al que llama orgasmo. Este estado lo asimila el individuo a la felicidad. Sólo tiene un inconveniente: no puede mantenerse en el tiempo. El ser humano trata de compensar este inconveniente por medio de la reiteración. Por muy breve que sea este momento, indica al individuo que hay estados de conciencia cualitativamente muy superiores al «normal». Esta sensación de felicidad es también lo que, en definitiva, impide que el ser humano descanse, lo que le hace estar siempre buscando algo. La sexualidad revela ya la mitad del secreto: cuando se unen dos polos formando una unidad se produce una sensación de felicidad. Por lo tanto, la felicidad es «unidad».

Ahora queda la segunda mitad del secreto, la que nos revele cómo se puede prolongar indefinidamente este estado. Muy sencillo: mientras la unión de los opuestos se realice sólo en el plano corporal (sexualidad), el estado de la conciencia (orgasmo) resultante está limitada en el tiempo, ya que este plano del cuerpo está sometido a la ley del tiempo. Sólo se libera uno del tiempo realizando la unión de los opuestos también en la mente: si consigo alcanzar la unidad en este plano, habré encontrado la felicidad eterna, es decir, fuera del tiempo. Con este reconocimiento empieza el camino esotérico, que en Oriente se llama camino del yoga. Yoga es una palabra sánscrita que significa yugo. El yugo siempre forma unidad de una dualidad: dos bueyes, dos cubos, etc. Yoga es el arte de unir la dualidad. Dado que la sexualidad contiene en sí el esquema básico del camino y, al mismo tiempo, lo expone en un plano accesible a todos los seres humanos, la sexualidad ha sido utilizada en todos los tiempos para la representación analógica del camino. Aún hoy el turista contempla con asombro y perplejidad en los templos orientales las —a su modo de ver— pornográficas imágenes. No obstante, aquí la unión sexual de dos divinidades se utiliza para exponer simbólicamente el gran secreto de la conjunctio oppositorum.

Una de las peculiaridades de la teología cristiana es la de haber denostado de tal manera el cuerpo y la sexualidad que nosotros, hijos de una cultura de raíz cristiana, tratamos de construir un antagonismo irreconciliable entre el sexo y la senda espiritual (...desde luego, el simbolismo sexual no siempre ha sido ajeno a los cristianos, como demuestran, por ejemplo, las «doctrinas de la esposa de Cristo»). En muchos grupos que se consideran a sí mismos «esotéricos» se cultiva todavía activamente esta oposición entre carne y espíritu. En estos círculos se confunde básicamente la transmutación con la represión. También aquí bastaría comprender el fundamento esotérico «así arriba como abajo» para darse cuenta de que lo que el ser humano no consiga abajo nunca podrá realizarlo arriba. Es decir, el que tenga problemas sexuales deberá resolverlos en el aspecto corporal, en lugar de buscar la salvación en la huida: la unión de los opuestos es aún mucho más difícil en los planos «superiores». Desde este punto de vista, tal vez resulte comprensible por qué Freud relaciona casi todos los problemas humanos con la sexualidad. Esta actitud tiene su justificación y sólo adolece de un pequeño defecto de forma.

Freud (y todos los que piensen de este modo) omitió dar el último paso desde el plano de la manifestación concreta hasta el principio que se halla detrás de ella. Porque la sexualidad no es sino una de las formas de expresión posibles del principio de la «polaridad» o «unión de los contrarios». Planteado el tema de esta forma abstracta, incluso los críticos de Freud tendrían que convenir en que: todos los problemas humanos pueden reducirse a la polaridad y a la tentativa de aunar los contrarios (este paso lo dio finalmente C. G. Jung). De todos modos, lo cierto es que la mayoría de los seres humanos descubren, experimentan y dirimen los problemas de la polaridad primeramente en el plano de la sexualidad. Ésta es la razón por la que la sexualidad y la convivencia generan los mayores motivos de conflicto para el ser humano: es el difícil problema de la «polaridad» lo que atormenta al ser humano hasta que éste halla el punto de la unidad.

Trastornos de la regla
El flujo mensual es expresión de feminidad, fertilidad y receptividad. La mujer está sometida a este ritmo. Tiene que amoldarse a él y aceptar las limitaciones que le impone. Con el término de amoldarse tocamos un aspecto fundamental de la feminidad: la abnegación. Al decir feminidad nos referimos al principio general del polo femenino en el mundo, al que los chinos, por ejemplo, llaman «Yin», los alquimistas simbolizan con la Luna y la psicología profunda expresa con el símbolo del agua. Desde esta óptica, cada mujer no es sino manifestación del principio femenino arquetípico. El principio femenino puede definirse por su receptividad. Así en «I Ching» se lee: «Lo masculino rige lo creativo, lo femenino rige lo receptivo.» Y, en otro lugar: «En la receptividad está la mayor capacidad de entrega del mundo.»La capacidad de entrega es la característica esencial de la mujer: es la base de todas las demás facultades, como la de apertura, absorción, acogida. La capacidad de entrega exige también la renuncia a la actuación activa. Examinemos los símbolos de la feminidad: la Luna y el agua. Ambos renuncian a irradiar y emitir como sus polos opuestos, el Sol y el fuego. Por ello, son capaces de absorber, acumular y reflejar la luz y el calor. El agua renuncia a la pretensión de poseer forma propia: adopta cualquier forma. Se amolda, en entrega.

La polaridad Sol y Luna, fuego y agua, masculino y femenino, no lleva implícita valoración alguna. Toda valoración sería absolutamente improcedente, ya que, por sí solo, cada polo está incompleto: para estar entero necesita del otro polo. Ahora bien, esta calidad de entero sólo se consigue cuando ambos polos representan plenamente su peculiaridad específica. En muchas reinvindicaciones emancipadoras se pasan por alto fácilmente estas leyes del arquetipo. Sería una tontería que el agua se quejara de no poder arder ni brillar y por ello se sintiera inferior. Precisamente por no poder arder puede recibir, capacidad a la que el fuego tiene que renunciar. Uno no es mejor ni es peor que el otro, sólo es diferente. De esta diferencia entre los polos surge la tensión llamada «vida». Nivelando los polos no se consigue eliminar oposiciones. La mujer que acepte y viva plenamente su feminidad nunca se sentirá «inferior».

La «no reconciliación» con la propia feminidad subyace en la mayoría de los trastornos menstruales y en muchos otros síntomas del campo sexual. La entrega, la adaptabilidad, siempre es difícil para el ser humano, exige renuncia a la propia voluntad, al yo, al predominio del ego. Uno tiene que sacrificar algo de su ego, una parte de sí, y esto es lo que la menstruación exige de la mujer. Porque, con la sangre, la mujer sacrifica una parte de su fuerza vital. La regla es un pequeño embarazo y un pequeño parto. Y, en la medida en que una mujer no esté conforme con esta «regla», se producirán trastornos y dolencias menstruales. Éstos indican que una parte de la mujer (por lo general, inconscientemente) se rebela ya sea a la regla, al sexo o al hombre, o a todo ello. Precisamente a esta rebelión, «yo no quiero», apela la propaganda de las compresas y tampones, prometiendo que, si empleas el producto, serás libre y podrás hacer todo lo que quieras durante el periodo. La publicidad explota hábilmente el conflicto básico de la mujer: ser mujer, sí, pero no aceptar lo que trae consigo la condición femenina.

A la que sufre dolores menstruales le duele ser mujer de alguna manera. Los problemas menstruales denotan problemas sexuales, pues la resistencia a la entrega que se manifiesta en el trastorno menstrual delata un agarrotamiento de la vida sexual. La que se relaja en el orgasmo se relaja también en la menstruación. El orgasmo es una pequeña muerte, lo mismo que el sueño. También la menstruación tiene algo de muerte: unos tejidos mueren y son expulsados. Pero morir no es sino la invitación a superar las limitaciones del yo y sus ansias de dominio y dejar que las cosas sigan su curso. La muerte sólo es una amenaza para el ego, nunca para el ser humano en sí. El que se aferra al ego experimenta la muerte como una lucha. El orgasmo también es una pequeña muerte, porque exige desprenderse del Yo. Y es que el orgasmo es la unión del Yo y el Tú, lo cual presupone la apertura de la frontera del Yo. Quien se aferra al Yo no experimenta el orgasmo (lo mismo ocurre cuando se quiere conciliar el sueño, como se verá más adelante). La afinidad entre muerte, orgasmo y menstruación debería estar clara: es la capacidad de entrega, el estar dispuesto a sacrificar una parte del ego.

No es de extrañar, pues, que, como ya hemos visto, las anoréxicas no menstrúen o padezcan trastornos menstruales: es el ansia de dominio reprimida lo que les impide aceptar la regla. Tienen miedo de su feminidad, miedo de la sexualidad, de la fertilidad y de la maternidad. Se ha comprobado que en situaciones de gran angustia e inseguridad, catástrofes, cárcel, campos de trabajo y campos de concentración suelen producirse faltas de la menstruación (amenorrea secundaria). Y es que, desde luego, tales situaciones, lejos de fomentar el tema de la «entrega», inducen a la mujer a adoptar actitudes masculinas de actividad y autoafirmación.

Hay otro aspecto de la menstruación que no debemos pasar por alto: el flujo menstrual es expresión de la facultad de tener hijos. La menstruación produce reacciones distintas, según la mujer desee tener un hijo o no. Si lo desea, le indica que «tampoco esta vez pudo ser». En este caso, el período provoca molestias y mal humor. La regla se acusa «con dolor». Pese a su deseo de tener hijos, estas mujeres suelen utilizar métodos anticonceptivos, aunque poco fiables: es el compromiso entre la inconsciente ansia de maternidad y el afán de procurarse una coartada. Si la mujer teme quedar embarazada, espera la regla con ansiedad, lo cual es el medio más seguro para producir un retraso. El flujo suele ser entonces abundante y prolongado, circunstancia que también puede utilizarse para rehuir el sexo. Básicamente, la regla, como cualquier síntoma, puede esgrimirse como instrumento ya sea para eludir el acto sexual, ya para reclamar atenciones y mimos.

La menstruación es determinada físicamente por la interrelación de la hormona femenina estrógeno y la hormona masculina gestágeno (progesterona). Esta interrelación corresponde a una «sexualidad a escala hormonal». Si esta «sexualidad hormonal» se perturba, se trastorna también la regla. Esta clase de anomalías difícilmente se subsana con la administración de hormonas medicamentosas, ya que las hormonas son exclusivamente representantes materiales de las partes del alma masculina y femenina. La curación sólo puede hallarse en la reconciliación con la propia condición sexual, ya que éste es requisito indispensable para poder realizar en sí el polo del sexo opuesto.

El embarazo imaginario (Pseudogravidez)
El embarazo imaginario nos permite observar con claridad meridiana la traslación de procesos psíquicos al campo somático. Estas mujeres no sólo experimentan síntomas subjetivos del embarazo, como: antojos, sensación de hartazgo, náuseas y vómitos, sino también la típica hinchazón de los pechos, pigmentación de los pezones e, incluso, secreción láctica. La mujer siente los movimientos del niño y el vientre se le abulta como en los últimos meses de un embarazo real. Este fenómeno del embarazo aparente, conocido desde la antigüedad pero relativamente raro, se debe al conflicto entre un gran deseo de tener hijos y el miedo inconsciente a la responsabilidad. Si el embarazo aparente se presenta en mujeres que viven solas y aisladas, puede ser indicio de un conflicto entre sexualidad y maternidad. Una desea desempeñar el noble papel de madre pero sin que intervenga el innoble contacto sexual. En cualquier caso, el embarazo aparente del cuerpo indica la verdad: se hincha sin contenido.

Problemas del embarazo
Los problemas del embarazo denotan siempre un rechazo del niño. Esta afirmación será sin duda rebatida con vehemencia por aquellas personas en las que mejor encaja. Pero, si queremos conocer la verdad, si queremos conocernos a nosotros mismos, tenemos que prescindir de los valores habituales. Porque son el peor enemigo de la sinceridad. Mientras uno esté convencido de que para ser buena persona sólo tiene que mantener una actitud u observar un comportamiento determinados, forzosamente reprimirá todos los impulsos que no encajen con su esquema. Estos impulsos reprimidos son lo que, en forma de síntomas corporales, equilibran la realidad.

No nos cansamos de insistir sobre este aspecto, para que nadie se engañe a sí mismo con un precipitado: «¡Eso no va conmigo!» El tener hijos es precisamente uno de los temas más positivamente valorados, lo que da lugar a mucha falta de sinceridad, la cual, a su vez, se traduce en síntomas. Por ejemplo, las pérdidas indican el deseo de perder el niño: es un aborto inconsciente. Este rechazo del niño se manifiesta en forma más suave en la (casi habitual) náusea y, especialmente, en los vómitos del embarazo. Es síntoma que se manifiesta sobre todo en mujeres muy delicadas y delgadas, dado que en ellas el embarazo produce un fuerte incremento de las hormonas femeninas (estrógeno). Pero, precisamente en las mujeres menos femeninas, esta irrupción (hormonal) de feminidad genera un temor y rechazo que se manifiesta en náuseas y vómitos. La generalizada sensación de náusea y malestar durante un embarazo indica únicamente que son muchos los casos en los que la llegada de un hijo provoca, además de alegría, una sensación de rechazo. Ello es comprensible, ya que, al fin y al cabo, un hijo supone un cambio trascendental en la vida y una responsabilidad que, en un principio, indudablemente desencadena temor. Pero, en la medida en que este conflicto no se afronta conscientemente, el rechazo pasa al cuerpo.

Gestosis del embarazo
Hay que distinguir entre la gestosis temprana (6º a 14º semana) y la gestosis tardía llamada también toxemia del embarazo. La gestosis se manifiesta con hipertensión, pérdida de albúmina por el riñón, calambre (eclampsia del embarazo), mareos y vómitos matutinos. El cuadro indica rechazo del niño e intentos, unos simbólicos y otros concretos, de librarse de él. La albúmina que se pierde por los riñones es muy necesaria para el niño. Pero, puesto que se pierde, no le es suministrada: se trata, pues, de impedir su crecimiento negándole la materia prima. Los calambres revelan el intento de expulsar al niño (se asemejan a las contracciones del parto). Todos estos síntomas, relativamente frecuentes, indican el conflicto descrito. De la violencia y peligrosidad de los síntomas puede deducirse la fuerza del rechazo o en qué medida la madre está dispuesta a admitir al niño.

En la gestosis tardía encontramos un cuadro ya más agudo que amenaza seriamente no sólo al bebé sino también a la madre. En este caso, el riego sanguíneo de la placenta se reduce sustancialmente. La superficie de intercambio de la placenta es de doce a catorce metros cuadrados. Con la gestosis, queda reducida a unos siete metros cuadrados, y con menos de cuatro metros y medio, el feto muere. La placenta es el órgano de contacto entre la madre y el hijo. Si el riego sanguíneo se reduce, se merma el contacto. La insuficiencia placentaria provoca la muerte del feto en una tercera parte de los casos. Si el bebé sobrevive a la gestosis tardía, suele ser raquítico y tener aspecto de anciano. La gestosis tardía es el intento del cuerpo de asfixiar al niño, en el cual la madre arriesga su propia vida.

La medicina considera que son propensas a la gestosis las diabéticas, las enfermas del riñón y las obesas. Si examinamos estos tres grupos vemos que tienen un problema común: el amor. Las diabéticas son incapaces de aceptar amor y, por lo tanto, tampoco pueden darlo; las enfermas de riñón tienen problemas de convivencia, y las obesas, con su bulimia, indican que tratan de resarcirse de la falta de amor con la comida. No es pues de extrañar que mujeres que tienen problemas con el tema del «amor» tengan dificultades para abrirse a un niño.

El parto y la lactancia
Todos los problemas que retrasan o dificultan el parto indican la tentativa de retener al niño, la negativa de separarse de él. Este problema ancestral entre madre e hijo se repite cuando el hijo quiere abandonar la casa paterna. Es la misma situación en planos distintos: en el parto, el niño abandona la seguridad del claustro materno y, en el segundo caso, el amparo de la casa paterna. Ambas situaciones suelen conducir a un «parto difícil» hasta que, finalmente, se corta el cordón umbilical. También aquí el tema consiste en «soltar».

Cuanto más profundizamos en los cuadros de la enfermedad y, por consiguiente, en los problemas del ser humano, mejor observamos que la vida humana oscila entre los polos de «tomar» y «dejar». El primero suele llamarse también «amor» y el segundo, en su forma extrema, «muerte». Vivir consiste en ejercitar rítmicamente la aceptación y el desprendimiento. Lo más frecuente es que se pueda hacer una cosa y no la otra y, a veces ninguna de las dos. En el acto sexual, la mujer tuvo que abrirse y ensancharse para admitir al Tú. En el parto tiene que volver a abrirse y ensancharse, ahora para desprenderse de una parte de su ser, a la que debe dejar que se convierta en Tú. Si se resiste, el parto se complica y hay que recurrir a la cesárea. Los niños hipermaduros suelen nacer por cesárea, carácter que expresa esta «resistencia a la separación». También las restantes causas que suelen determinar la práctica de la cesárea son indicios del mismo problema: la mujer tiene miedo de ser demasiado estrecha, de sufrir desgarro del perineo o de resultar poco atractiva para el hombre.
El problema contrario se da en el parto prematuro que suele ser provocado por una rotura de aguas antes de tiempo, la cual, a su vez, es debida a contracciones que se adelantan a su momento. Es el intento del niño por abrirse paso.

La lactancia materna es mucho más que simple alimentación. La leche materna contiene anticuerpos que protegen al niño durante el primer medio año. Sin la leche materna, el niño carece de esta protección que es mucho más amplia que la que proporcionan los anticuerpos por sí solos. El niño que no mama de su madre está privado del contacto directo y falto de la sensación de protección que la madre transmite por el acto de «apretarlo contra su pecho». El caso del niño que no mama de su madre expresa la falta de deseo de la madre de alimentarlo, de protegerlo, de ocuparse personalmente de él. Este problema es objeto de una represión más profunda en las madres que no tienen leche que en las que reconocen francamente que no quieren dar de mamar.

Esterilidad
Cuando una mujer no tiene hijos a pesar de desearlos, ello indica bien la presencia de un rechazo inconsciente, bien que el deseo de tener un hijo se funda en una motivación engañosa. Motivación engañosa puede ser, por ejemplo, el afán de retener a la pareja por medio del niño o el de relegar a segundo plano problemas existentes. En tales casos, el cuerpo suele reaccionar con sinceridad y clarividencia. Análogamente, la esterilidad del hombre indica el miedo a las ataduras y a la responsabilidad que un niño pondría en su vida.

La menopausia y el climaterio
El final de la menstruación supone para la mujer un cambio de vida tan trascendental como la aparición de la primera regla. La menopausia señala a la mujer la pérdida de la facultad de procrear y, por lo tanto, también la pérdida de una forma de expresión específicamente femenina. La manera en que este cambio sea experimentado y asumido por la mujer dependerá de su actitud hacia la propia feminidad y de la satisfacción sexual experimentada hasta el momento. Además de las reacciones secundarias de ansiedad, irritabilidad y falta de energía, todos ellos indicios de dificultad para amoldarse a la nueva etapa de la vida, existen una serie de síntomas de carácter más somático. Son conocidos los sofocos, con los cuales, en realidad, se pretende aparentar «calor sexual». Es un intento de demostrar que, con la pérdida de la regla, no se ha perdido la feminidad en el sentido sexual, y de este modo una demuestra que está caliente. También las frecuentes hemorragias son afán de simular fertilidad y juventud.
La magnitud de los problemas y dolencias del climaterio dependen, en gran medida, de la plenitud con que se haya experimentado la propia feminidad.

Todos los deseos no realizados suelen agigantarse en esta fase, produciendo amargura por las oportunidades perdidas, ansiedad y deseos de recuperación. Sólo lo no vivido nos hace arder. En esta fase de la vida, suelen producirse también los miomas del útero, tumores benignos del tejido muscular. Estos tumores de la matriz simbolizan un embarazo: la mujer alimenta en la matriz algo que luego habrá que extraer por medio de una operación que será como un parto. Los miomas pueden considerarse indicio de inconscientes deseos de embarazo.

Frigidez e impotencia
Detrás de todos los trastornos sexuales está el miedo. Ya hemos hablado de la relación existente entre el orgasmo y la muerte. El orgasmo amenaza nuestro Yo, ya que libera una fuerza que no podemos dominar, que no podemos controlar con nuestro ego. Todos los estados de éxtasis o delirio —tanto de índole sexual como religioso— desencadenan en las personas fascinación y temor. El temor en general se acrecienta en la medida en que una persona está acostumbrada a controlarse. El éxtasis es pérdida del control y el ego es igual a control.

El autodominio es una cualidad que nuestra sociedad valora de forma muy positiva y, que, por lo tanto, inculca activamente en los niños («¡Ya basta de llanto!»). La afirmación de que un riguroso autodominio facilita la convivencia social es también muestra de la increíble falsedad de esta sociedad. En definitiva, el autodominio no es sino la represión al inconsciente de todos los impulsos no deseados por una comunidad. Con ello, el impulso desaparece de la vista, sí, pero tenemos que preguntarnos qué pasará con él. Por naturaleza, el impulso tiene que manifestarse, es decir que pugnará por volver a salir a la superficie, y el ser humano tendrá que seguir gastando energía para seguir reprimiéndolo y controlándolo.

Aquí se ve por qué el ser humano tiene miedo a la pérdida de control. Un estado de éxtasis o embriaguez «destapa» el inconsciente y enseña todo lo que hasta ahora fuera cuidadosamente ocultado. Y el ser humano practica una sinceridad que habitualmente le resulta dolorosa. «In veno veritas», decían ya los romanos. En la embriaguez, de un manso cordero brotan accesos de furiosa agresividad, mientras que un «tipo duro» puede echarse a llorar. La reacción es auténtica, pero socialmente indecorosa: por eso, «uno tiene que dominarse». En estos casos, el hospital nos hace sinceros.

La persona que, por miedo a perder el control, constantemente se ejercita en el autodominio, encuentra muy difícil renunciar al control del Yo sólo en la sexualidad y dejar libre curso a los acontecimientos. En el orgasmo, ese pequeño Yo del que siempre estamos tan orgullosos, tiene que desaparecer. En el orgasmo, el Yo muere (¡...por desgracia, sólo momentáneamente, ya que, si no, la iluminación sería mucho más fácil!). Pero el que se aferra al Yo bloquea el orgasmo. Cuanto más pretende el Yo forzar el orgasmo, menos lo consigue. Esta ley, aunque conocida, se olvida con frecuencia. Mientras el Yo desea algo, es imposible alcanzarlo. En última instancia, el deseo se traduce en todo lo contrario: desear dormir produce insomnio, desear potencia hace impotente. ¡Mientras el Yo ansíe la iluminación no la conseguirá! El orgasmo es la renuncia al Yo: sólo así se consigue la «unificación», porque, mientras exista un Yo existirá también un «los otros» y viviremos en la dualidad. Si quieren experimentar el orgasmo, tanto el hombre como la mujer tienen que relajarse, dejar que las cosas sigan su curso. Pero, para que haya armonía en la relación sexual, además de este requisito común, hombre y mujer tienen que cumplir otros específicos de su sexo.

Ya hemos hablado extensamente de la capacidad de entrega como principio de la feminidad. La frigidez indica no que una mujer no quiera entregarse plenamente sino que quiere hacer de hombre. No desea supeditarse, no quiere estar «abajo», quiere mandar. Estas ansias de dominio y de poder son expresión del principio masculino e impiden que la mujer se identifique plenamente con el principio de la feminidad. Estas alteraciones, naturalmente, tienen que perturbar un proceso polar tan sensible como la sexualidad. Esta observación se confirma por el hecho de que las mujeres frígidas pueden experimentar el orgasmo por medio del onanismo. En el onanismo desaparece el problema del dominio y la entrega: una se siente sola y no necesita acoger a nadie, sólo las propias fantasías. Un Yo que no se ve amenazado por un Tú se retira voluntariamente. En la frigidez se manifiestan también los temores de las mujeres a sus propios instintos, especialmente cuando se valoran tópicos tales como mujer decente, golfa, etcétera. La mujer frígida no quiere relajarse ni abrirse, sino mantenerse fría.

El principio masculino es hacer, crear y realizar. El hombre (Yang) es activo y, por lo tanto, agresivo. La potencia sexual es expresión y símbolo de poder, la impotencia es debilidad. Detrás de la impotencia está el temor a la propia masculinidad y a la propia agresividad. Uno tiene miedo a tener que demostrar su hombría. La impotencia es también expresión de temor a la feminidad en sí. Lo femenino se ve como una amenaza que quiere engullirnos. Lo femenino se manifiesta aquí en el aspecto de la vieja que se come a los niños, la bruja. Uno no quiere ir a la «guarida de la bruja». Ello demuestra también poca identificación con la masculinidad y por lo tanto, con los atributos de poder y agresividad. El impotente se identifica más con el polo pasivo y el papel del subordinado. Tiene miedo a la acción. Y, una vez más, se entra en el círculo vicioso de tratar de conseguir la potencia con la voluntad y el esfuerzo. Cuanto mayor es la presión, más inalcanzable la erección. La impotencia debería ser el acicate para averiguar la propia actitud frente a los temas de poder, fuerza y agresividad y las fobias relacionadas con ellos.

Al examinar los problemas sexuales en general no hay que olvidar que en el alma del ser humano hay un aspecto femenino y un aspecto masculino y que, en definitiva, cada cual, sea hombre o mujer, tiene que desarrollar totalmente ambos aspectos. Pero este difícil camino empieza por la total identificación con la propia sexualidad corporal. Una vez asumido este polo, se podrá despertar e integrar conscientemente la parte del alma correspondiente al otro polo, a través del encuentro con el otro sexo"

La Codificación de los Riñones

Para dar una nueva visión o enfoque sobre la convivencia y relación he copiado del texto "La Enfermedad como Camino" ("Krankheit als Weg") de los autores Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke, dado que mucho es el desconocimiento sobre las relaciones biológica entre las enfermedades y su síntomas, y entre la mente y nuestra biología. Los autores de este libro son unos de los pioneros en el campo de la descodificación de las enfermedades en nuestra cultura occidental. A continuación la descodificación o simbolismo para los autores de las enfermedad de los riñones, o lo que es lo mismo, el significado mental o simbología de los síntomas de los riñones, tomando en cuenta que este libro tiene tiempo publicado y para hoy día ya tenemos mucho camino recorrido y clínica como es el caso del Biodecodage®, o Biodescoficación de las enfermedades. No obstante no deja de ser ínteres la interpretación que a continuación muestro de estos autores:

"Los riñones representan en el cuerpo humano la zona de la convivencia. Los dolores y afecciones de riñón se presentan cuando existen problemas de convivencia. No se trata tanto de la relación sexual como de la capacidad de relacionarse con los semejantes en general. La forma en que una persona se enfrenta con las demás se manifiesta con especial claridad en las relaciones de la pareja, pero es común a todos sus semejantes. Para comprender la relación existente entre los riñones y la comunicación con el prójimo, puede ser conveniente examinar, en primer lugar, el fondo psíquico de las relaciones humanas.

La polaridad de nuestra mente nos impide tener conciencia de nuestra totalidad y hace que nos identifiquemos sólo con una parte del Ser. A esta parte la llamamos Yo. Lo que no vemos es nuestra sombra que nosotros —por definición— desconocemos. El camino que debe seguir el ser humano es el que conduce hacia un mayor conocimiento. El ser humano está obligado constantemente a tomar conciencia de partes de sombra hasta ahora desconocidas e integrarlas en su identidad. Este proceso de aprendizaje no se termina hasta que poseemos el conocimiento total, hasta que estamos «completos». Esta unidad abarca toda la polaridad sin distinciones, es decir, tanto la parte masculina como la femenina.

El individuo completo es andrógino, ha fundido en su alma los aspectos masculino y femenino, para formar la unidad (bodas químicas). No se debe confundir lo andrógino con lo dual; naturalmente, el carácter andrógino se refiere al aspecto psíquico: el cuerpo conserva su sexo. Pero la mente ya no se identifica con él (como tampoco el niño pequeño se identifica con el sexo a pesar de que físicamente lo tiene). Este objetivo de bisexualidad también se expresa con el celibato y la indumentaria de los sacerdotes. Ser hombre es identificarse con el polo masculino del alma, con lo que la parte femenina automáticamente pasa a la sombra; por lo tanto, ser mujer es identificarse con el polo femenino, relegando al polo masculino a la sombra. Nuestro objetivo es tomar conciencia de nuestra sombra. Pero esto sólo se consigue a través de la proyección. Debemos buscar y hallar fuera de nosotros lo que nos hace falta y que, en realidad, está dentro de nosotros.

Esto, a primera vista, parece una paradoja: tal vez por ello sean tan pocos los que lo comprenden. Pero el reconocimiento requiere la división entre sujeto y objeto. Por ejemplo, el ojo ve pero no puede verse; para ello necesita de la proyección sobre un objeto. En la misma situación nos hallamos los seres humanos. El hombre sólo puede tomar conciencia de la parte femenina de su alma (C. G. Jung la llama «ánima») a través de su proyección sobre una mujer concreta, y la mujer, viceversa. Nosotros imaginamos la sombra estratificada. Hay capas muy profundas que nos angustian, y hay capas que están cerca de la superficie, esperando ser reconocidas y asumidas. Si encuentro a una persona que exhibe unas cualidades que se hallan en la parte superior de mi sombra, me enamoro de ella. Al decir ella me refiero tanto a la otra persona como a la parte de la propia sombra, puesto que, en definitiva, una y otra son idénticas.

Lo que nosotros amamos o aborrecemos en otra persona está siempre en nosotros mismos. Hablamos de amor cuando el otro refleja una zona de la sombra que en nosotros asumiríamos de buen grado, y hablamos de odio cuando alguien refleja una capa muy profunda de nuestra sombra que no deseamos ver en nosotros. El sexo opuesto nos atrae porque es lo que nos falta. A menudo nos da miedo porque nos es desconocido. El encuentro con la pareja es el encuentro con el aspecto desconocido de nuestra alma. Cuando tengamos claro este mecanismo de proyección en el otro de partes de la sombra propia, veremos todos los problemas de la convivencia a una nueva luz. Todas las dificultades que experimentamos con nuestra pareja son dificultades que tenemos con nosotros mismos.

Nuestra relación con el inconsciente siempre es ambivalente: nos atrae y nos atemoriza. No menos ambivalente suele ser nuestra relación con la pareja: la queremos y la odiamos, deseamos poseerla plenamente y librarnos de ella, la encontramos maravillosa e irritante. En el cúmulo de actividades y fricciones que constituyen una relación no hacemos más que andar a vueltas con nuestra sombra. Por ello, es frecuente que personas de carácter opuesto congenien. Los extremos se atraen: esto lo sabe todo el mundo, y no obstante siempre nos asombra que «se lleven tan bien siendo tan distintas». Mejor se llevarán dos personas cuanto más distintas sean, porque cada una vive la sombra de la otra o —más exactamente— cada una hace que su sombra viva en la otra. Cuando la pareja está formada por personas muy parecidas, aunque las relaciones resulten más apacibles y cómodas, no suelen favorecer mucho el desarrollo de quienes la componen: en el otro sólo se refleja la cara que ya conocemos: ello no acarrea complicaciones pero resulta aburrido. Los dos se encuentran mutuamente maravillosos y proyectan la sombra común al entorno, al que juntos rehuyen. En una pareja sólo son fecundas las divergencias, ya que a través de ellas, afrontándose a la propia sombra descubierta en el otro, puede uno encontrarse a sí mismo. Está claro que el objetivo de esta tarea es encontrar la propia identidad total.

El caso ideal es aquel en el que, al término de la convivencia, hay dos personas que se han completado a sí mismas o, por lo menos —renunciando al ideal— se han desarrollado, descubriendo partes ignoradas del alma y asumiéndolas conscientemente. No se trata, desde luego, de la pareja de tórtolos que no pueden vivir el uno sin el otro. La frase de que uno no puede vivir sin el otro sólo indica que uno, por comodidad (también podríamos decir por cobardía), se sirve del otro para hacer que viva la propia sombra, sin reconocerse en la proyección ni asumirla. En estos casos (son la mayoría) el uno no deja que el otro se desarrolle, ya que con ello habría que cuestionarse el papel que cada uno se ha adjudicado. En muchos casos, cuando uno de los dos se somete a psicoterapia, su pareja se queja de lo mucho que ha cambiado... («¡Nosotros sólo queríamos que desapareciera el síntoma!»)

La asociación de la pareja ha alcanzado su objetivo cuando el uno ya no necesita del otro. Sólo en este caso se demuestra que la promesa de «amor eterno» era sincera. El amor es un acto de la conciencia y significa abrir la frontera de la conciencia propia para dejar entrar aquello que se ama. Esto sucede sólo cuando uno acoge en su alma todo lo que la pareja representaba o —dicho de otro modo— cuando uno ha asumido todas las proyecciones y se ha identificado con ellas. Entonces la persona deja de hacer las veces de superficie de proyección —en ella nada nos atrae ni nos repele—, el amor se ha hecho eterno, es decir, independiente del tiempo, ya que se ha realizado en la propia alma. Estas consideraciones siempre producen temor en las personas que tienen proyecciones puramente materiales, que depositan el amor en las formas y no en el fondo de la conciencia. Esta actitud ve en la transitoriedad de lo terrenal una amenaza y se consuela con la esperanza de encontrar a sus «seres queridos» en el más allá. Pero suele pasar por alto que el «más allá» siempre está aquí. El más allá es la zona que trasciende las formas materiales. El individuo no tiene más que transmutar en su mente todo lo visible, y ya está más allá de las formas. Todo lo visible no es más que un símbolo, ¿por qué no habían de serlo también las personas?

Con nuestra manera de vivir tenemos que hacer superfluo el mundo visible, y también a nuestra pareja. Sólo se plantean problemas cuando dos personas «utilizan» su asociación de forma diferente, y mientras una reconoce sus proyecciones y las integra, la otra se limita a proyectarse. En este caso, cuando uno se independiza, el otro se queda con el corazón destrozado. Y cuando ninguno de los dos pasa de la fase de proyección, tenemos un amor de los que duran hasta la muerte, y después, cuando falta la otra mitad, viene el desconsuelo (!). Dichoso del que comprenda que a uno no pueden arrebatarle aquello que ha asumido en su interior. El amor o es uno o no es nada. Mientras se deposita en los objetos externos no ha alcanzado su objetivo. Es importante conocer con exactitud esta interrelación de la pareja antes de establecer la analogía con lo que ocurre en los riñones. En el cuerpo hay órganos singulares (estómago, hígado, páncreas) y órganos pares como los pulmones, los testículos y los ovarios. Si examinamos los órganos pares, llama la atención el que todos tengan relación con el tema de «contacto» o «convivencia». Mientras los pulmones representan el contacto y comunicación con el entorno en general y los testículos y los ovarios, órganos sexuales, la relación sexual, los riñones son los órganos que corresponden a la convivencia con los semejantes. Por cierto que estos tres campos representan las tres denominaciones griegas del amor: filia (amistad), eros (amor sexual) y ágape (la progresiva unificación con el todo).

Todas las sustancias que entran en el cuerpo pasan a la sangre. Los riñones actúan como una central de filtrado. Para ello tienen que poder reconocer qué sustancias son tolerables y aprovechables por el organismo y qué residuos y toxinas deben ser expulsados. Para realizar esta difícil tarea, los riñones disponen de diferentes mecanismos que, dada su complejidad, reduciremos a dos funciones básicas: la primera etapa del filtrado funciona como un tamiz mecánico en el que son retenidas las partículas a partir de un tamaño determinado. El poro de este tamiz tiene la luz precisa para retener hasta la más pequeña molécula de albúmina. El segundo paso, bastante más complicado, se basa en una combinación de ósmosis y del principio de la contracorriente. Esencialmente, la ósmosis consiste en el equilibrio de la presión y la concentración de dos líquidos separados entre sí por una membrana semipermeable. El principio de contracorriente hace que los dos líquidos de distinta concentración circulen repetidamente en sentido contrario con lo cual, en caso necesario, los riñones pueden expulsar orina concentrada (por ejemplo, en la micción matinal). Esta compensación osmótica sirve, en definitiva, para retener las sales vitales para el cuerpo, de las que depende, entre otras cosas, el equilibrio entre álcalis y ácidos.

El profano suele ignorar la importancia vital que tiene el equilibrio de los ácidos en el cuerpo, que se expresa numéricamente con el valor PH. Todas las reacciones bioquímicas (como por ejemplo la producción de energía y la síntesis de la albúmina) dependen de un valor PH estable dentro de unos márgenes muy estrechos. La sangre se mantiene en el justo medio entre lo alcalino y lo ácido, entre Yin y Yang. Análogamente, toda sociedad consiste en la tentativa de situar en equilibrio armónico los dos polos, el masculino (Yang, ácido) y el femenino (Yin, alcalino). Como el riñón se encarga de garantizar el equilibrio entre ácido y alcalino, así la sociedad, análogamente, trata de que el individuo, mediante la unión con otra persona que vive la sombra de uno, se perfeccione y se complete. Así la otra mitad (la «media naranja») con su manera de ser, compensa lo que a uno le falta.

De todos modos, el mayor peligro de la pareja estriba en la convicción de que los problemas y perturbaciones se deben únicamente a la convivencia y no tienen nada que ver con uno. En este caso, uno se queda atascado en la fase de la proyección y no reconoce la necesidad ni el beneficio de asumir e integrar la parte de la propia sombra reflejada por la pareja, y crecer y madurar con esta toma de conciencia. Si este error se refleja en el plano somático, los riñones dejarán pasar sustancias esenciales para la vida (albúmina, sales) a través del sistema de filtrado, con lo que unos componentes esenciales para el propio desarrollo pasan al mundo exterior (por ejemplo, en el caso de la glomerulonefritis). Los riñones, a su vez, demuestran la misma incapacidad para asimilar las sustancias importantes que manifestó la mente al no reconocer como propios problemas importantes y cargarlos al otro. Como el individuo tiene que reconocerse a sí mismo en el compañero, así también los riñones necesitan la facultad de reconocer la importancia que para la propia realización y desarrollo tienen las sustancias «ajenas», que vienen del exterior. La estrecha relación de los riñones con el tema de la «compenetración» y la «comunicación» se deduce claramente de determinadas costumbres de la vida diaria. En todas las ocasiones en las que las personas se reúnen con el propósito de comunicar, la bebida desempeña papel preponderante. Ello no es de extrañar, ya que la bebida estimula el riñón, «órgano de la comunicación» y, por consiguiente, también la facultad de la comunicación psíquica. Es fácil entrar en contacto haciendo chocar las copas o las jarras de cerveza. Es éste un «choque» sin agresividad. En Alemania, es frecuente iniciar el tuteo con un brindis. Sin la bebida común, el establecimiento de contacto sería casi inconcebible. Tanto en una reunión de sociedad como en una fiesta popular, el individuo bebe para acercarse al prójimo. Por ello, suele mirarse con recelo al que bebe poco o nada, ya que denota que no quiere estimular sus órganos de contacto y que prefiere mantenerse a distancia. En todas estas ocasiones, se da preferencia a las bebidas muy diuréticas que excitan los riñones, como café, té y alcohol. (En las reuniones sociales no sólo se bebe sino que también se fuma. Y es que el tabaco estimula el otro de nuestros órganos de contacto, los pulmones. Sabido que el individuo bebe mucho más en compañía que cuando está solo.) El acto de beber denota deseo de establecer contacto, aunque existe el peligro de que este contacto no pase de sucedáneo de la verdadera comunicación.

Los cálculos se forman por la precipitación y cristalización del exceso de ciertas sustancias de la orina (ácido úrico, fosfato y oxalato cálcico). Influye en la formación de cálculos, además de las condiciones ambientales, la cantidad de líquido que se bebe; el líquido reduce la concentración de una sustancia y aumenta la solubilidad. Cuando se forma un cálculo, se interrumpe el flujo y puede producirse el cólico. El cólico es la tentativa del cuerpo de expulsar el cálculo por medio de movimientos peristálticos del conducto urinario. Es un proceso tan doloroso como un parto. El dolor del cólico produce vivo desasosiego y deseo de movimiento. Si el cólico generado por el propio cuerpo no basta para expulsar la piedra, el médico hace saltar al paciente para ayudar a desalojar el cálculo. El tratamiento que se aplica para acelerar el parto de la piedra consiste en relajación, calor e ingestión de líquidos.

La relación de este proceso con el plano psíquico es evidente. El cálculo se compone de sustancias que en realidad hubieran debido ser eliminadas, ya que no son necesarias para el cuerpo. Ello corresponde a una acumulación de temas de los que el individuo hubiera tenido que aligerarse hace tiempo, ya que no eran necesarios para su desarrollo. Si uno se aferra a temas superfluos y trasnochados, éstos bloquean la corriente del desarrollo y producen congestión. El síntoma del cólico induce a ese movimiento que uno, con su agarrotamiento, deseaba impedir, y el médico exige al paciente lo más conveniente: saltar. Sólo el salto para dejar atrás lo inservible puede hacer fluir nuevamente el desarrollo y liberarnos de lo viejo (piedra).

Las estadísticas indican que los hombres son más propensos a los cálculos renales que las mujeres. Los temas de «armonía» y «convivencia» son para el hombre más difíciles que para la mujer, mejor dotada para manejar estos principios. La agresiva autoafirmación, por el contrario, entraña más dificultades para la mujer, por ser éste un principio más propio del hombre. Estadísticamente, ello se refleja en la ya indicada incidencia de los cálculos biliares en las mujeres. Las solas medidas terapéuticas aplicadas al cólico nefrítico describen ya perfectamente los principios que pueden servir de ayuda en la solución de problemas de armonía y convivencia: calor como expresión de afecto y amor, relajación de los vasos contraídos en señal de apertura y, finalmente, aumento de la fluidez para que todo vuelva a circular".